miércoles, 30 de junio de 2010

El Salat a la luz del Corán y la Sunnah. PARTE 2

[Continuación...]

TAKBÍR

Entonces él (Salallahu alehi wa salam) comenzaba la oración diciendo:

Aláhu Akbar (Dios es el más grande)

Ordenando al hombre “que rezaba deplorablemente” hacer del modo mencionado, diciéndole a su vez: En verdad, la oración de una persona no está completa hasta que ha hecho una ablución que ha incluido las partes necesarias del cuerpo y ha entonces dicho: ‘Aláhu Akbar’

También solía decir: La clave para la oración es la purificación, que se inicia con takbír y se termina con taslím.

También “él solía alzar su voz en el takbír de modo que los de atrás pudieran oír.” Pero “cuando cayó enfermo Abu Baker, solía alzar su voz para llevar el takbír del Mensajero (Salallahu alehi wa salam) a la gente.”

Él (Salallahu alehi wa salam) decía: Cuando el imám dice: Alá juákbar, entonces dice: Alá juákbar.

ALZANDO LAS MANOS


Él alzaba sus manos algunas veces con el takbír, algunas veces después del takbír, y algunas otras antes de él.

“Él las alzaba con los dedos separados [ni muy abiertos, ni muy juntos]” y él las colocaba a la altura de sus hombros”, aunque ocasionalmente, “él las alzaba hasta que estuvieran al nivel (del límite] de sus orejas.”

COLOCACIÓN DEL BRAZO DERECHO SOBRE LA IZQUIERDA Y LA ORDEN DE HACERLO


“Él (Salallahu alehi wa salam) solía colocar su brazo derecho sobre su brazo izquierdo” y decía: Nosotros, el grupo de profetas, se nos ha ordenado apresurar el rompimiento del ayuno, demorar la comida antes del ayuno y colocar nuestros brazos derechos sobre nuestros brazos izquierdos durante la oración.

También “él pasó cerca de un hombre que estaba rezando y había colocado su brazo izquierdo sobre el derecho, así que él los jaló para colocar el derecho sobre el izquierdo.”

COLOCAR LAS MANOS SOBRE EL PECHO


“Él solía colocar el brazo derecho sobre el dorso de su palma izquierda, muñeca y antebrazos”, “y él ordenó a sus compañeros hacer lo mismo” y a veces “él sujetaba su brazo izquierdo con el derecho.”
“Él solía colocarlas sobre su pecho.”

También “solía prohibir colocar la mano de uno sobre la cintura durante la oración [y él puso su mano sobre la cintura para demostrarlo]. Y éste es el “silb” que él solía prohibir.

MIRAR AL LUGAR DE PROSTERNACIÓN CON HUMILDAD


“Él (Salallahu alehi wa salam) solía inclinar su cabeza durante la oración y fijar su vista hacia el suelo”; “mientras estuvo en la Caaba, su mirada no dejaba (de observar) el lugar de prosternación hasta que salía de él” y él dijo: No es apropiado que deba haber algo en la Casa (la Caaba) que moleste al orante.

“Él solía prohibir mirar al cielo” y él enfatizó su prohibición tanto que dijo: La gente debe reprimirse de mirar al cielo en la oración, o su vista no regresará a ellos (en otra narración: ...o su vista será arrancada).

En otro hadiz se narra: Así que cuando recéis, no miréis aquí o allá, porque Alá está de cara a Su siervo en la oración en tanto que no se aleje (su mirada). Y dijo sobre mirar aquí o allá “que es un despojo que el diablo comete con el siervo durante la oración.

Él solía decir también: La oración no es válida cuando la comida ha sido servida, ni cuando es tiempo de evacuar las dos porquerías (el orinar y el defecar).

SÚPLICAS DE APERTURA (DUA’AS)


A continuación, él (Salallahu alehi wa salam) comenzaba su recitación con muchas clases de súplicas en las cuales él alababa a Dios Exaltado, glorificándolo y enalteciéndolo. De hecho él ordenó “al hombre que rezaba mal” hacer así, diciéndole: La oración de una persona no está completa a menos que diga takbír, alabe a Alá el poderoso y Sublime y lo exalte, recitando del Corán lo que le sea más fácil...

Una de sus suplicas era:

Alájuma ba’id baini ua baina jatayaya kama ba’adta almasriq ual magrib, Alájuma naqini min jatayaya kama yunaqa a-zaubul abiad min a danas, Alájuma Igsilní min jatayaya bil má-i ua zalch ual barad

¡Oh Alá! Aléjame de mis errores como alejas el Oriente del Occidente. ¡Oh Alá! Purifícame de mis errores como se purifica la ropa blanca de la suciedad.¡Oh Alá! Depúrame de mis pecados con agua, hielo y nieve.

RECITACIÓN


A continuación, el Profeta (Salallahu alehi wa salam) buscaba refugio en Alá de la siguiente manera:

Aúdu bi láji mina shaitáni rayím, min jámziji ua nafjihi ua nafziji
Aléjame Dios de Satán maldito, de su instigación, de su arrogancia y de su verborrea

Y posteriormente recitaba:

Bismiláji arrajmáni rajím
En el nombre de Alá, el más Clemente, el más Misericordioso. Pero no lo hacía fuerte

RECITAR UN VERSO A LA VEZ


Posteriormente, él recitaba sura la Fatiha dividiendo su recitación, recitando un verso a la vez. Él recitaba:

Bismiláji arrajmáni rajím
[Aquí el hacía pausa y después decía]

Aljámduliláji rabil ‘alamín
[pausaba, y continuaba:]

Arrajmáni arrajím
[pausa, y después sigue:]

Máaliki yaumi dín

... y así sucesivamente, hasta el final de la sura. El resto, al igual que lo que vimos, los describimos así: detenerse al final de cada verso y no unir uno tras otro.

LA NECESIDAD DE AL-FATIHA Y SU EXCELENCIA


El Profeta enfatizó con vehemencia la importancia de esta sura diciendo: No hay oración para quien no recite el capítulo de La Apertura. En otro dicho: Dicha oración no es suficiente en tanto un hombre no recita La Apertura del Libro. Y también dijo: Aquél que realiza una oración en la cual no recita La Apertura del Libro, entonces ésta es deficiente, deficiente, deficiente e incompleta. Él también dijo:

Alá el bendito y Excelso ha dicho: “He dividido entre Mi siervo y Yo la oración en dos mitades: una es la Mía y la otra para Mi siervo, y Mi siervo tendrá aquello solicitado”. Entonces el Mensajero de Alá (P. B. E.) dijo: ¡Recitad! (como) El siervo dice: “Alabado sea Alá, Señor de los mundos”; Alá Excelso dice “Mi siervo me ha alabado”. El siervo dice, “El más Clemente, el más Misericordioso, Otorgador de misericordia”; Alá dice, “Mi siervo me ha halagado”. El siervo dice, “Dueño del Día del Juicio”; Alá contesta, “Mi siervo me ha glorificado”. El siervo dice, “Solo a Ti adoramos y a Ti sólo pedimos”; Alá contesta, “Esto (hay) entre Mi siervo y Yo, y Mi siervo tendrá lo que ha solicitado”.

Él también solía decir: Alá no reveló en la Tora ni en el Evangelio algo semejante como la Madre del Corán. Ya que es la Reiteradamente Siete65 [y la Magnífica Recitación que se me ha otorgado]

SOBRE EL AAMÍIN Y SU FUERTE RECITACIÓN POR EL IMÁM


Cuando él (Salallahu alehi wa salam) terminó de recitar la Fatiha, el pronunciaba AAMÍIN fuertemente, prolongando su sonido.

Él también solía ordenar a la congregación decir aamíin de éste modo:
Cuando el imám dice: Gueiril magdúbi áleijim ua la dáalíin [No de los que han incurrido en Tu ira, ni de los extraviados], entonces pronunciáis aamíin [porque los ángeles dicen “aamíin” y el imán también lo dice] (en otra narración se relata: Cuando el imám dice aamíin decíd aamíin), de modo que el “amíin” que coincide con el “aamíin” de los ángeles – en otra narración: cuando uno de vosotros dice aamíin en la oración y los ángeles en el cielo dicen “aamíin”, y ellos coinciden... – vuestros pecados anteriores son perdonados.

En otro hadiz: ...entonces decís aamíin; Alá os responderá.

También solía decir: los judíos no os envidian tanto por nada como os envidian por la salutación y el aamíin (detrás del imám).

LA RECITACIÓN DESPUÉS DE LA FATIHA


A continuación el Profeta (Salallahu alehi wa salam) recitaba alguna sura después de la Fatiha, haciéndola larga algunas veces, y otras veces corta para los viajes, tos, enfermedades o al llorar los infantes.

Anas ibn Malik dijo: “Él (Salallahu alehi wa salam) la hizo (o sea, la recitación) corta un día en la oración del crepúsculo” (en otra narración: él rezó la oración de la mañana y recitó las dos suras más cortas del Corán). Así que dijeron: “¡Oh Mensajero de Alá!¿Por qué la acortaste?” Él respondió: Escuché el llanto de una criatura, así que supuse que su madre estaba rezando con nosotros, de modo que quise liberar a su madre para él.

COMBINANDO SURAS SEMEJANTES Y OTRAS EN UNA RAKÁ


Él solía combinar las suras pares del Libro, así que solía recitar alguno de los siguientes pares de suras en una raká:

El Compasivo (55:78) y La estrella (53:62)
La Luna (54:55) y La inevitable (69:52)
El monte (52:49) y Los que diseminan (51:60)
El acontecimiento (56:96) y El cálamo (68:52)
Las gradas (70:44) y Los que arrancan (79:46).
Los defraudadores (83:36) y Frunció las cejas (80:42)
El envuelto en un manto (74:56) y El arrebujado (73:20)
El hombre (76:31) y La resurrección (75:40)
Las buenas nuevas (78:40) y Los enviados (77:50)
El humo (44:59) y El obscurecimiento (81:29)

Algunas veces él solía combinar las suras del tiwal de siete (largas suras), tales como La vaca, Las mujeres y La familia de Imrán en una raká durante la oración nocturna (ver siguiente párrafo). Él solía decir: La oración más excelente es en la que uno permanece de pie largamente.

Cuando él recitaba:

¿Acaso no es por el poder que retorna a la vida los muertos? (Corán 75:40), respondía con:
Subjánaka fabalá (¡Gloria a Ti, por supuesto!)

Y cuando él recitaba:

Sábjisma rábbika al ‘ála (¡Glorifica el nombre de tu Señor, el Altísimo)(Corán 87:1), el respondía con:
Subjána rabí al ála (¡Gloria a mi Señor, el Altísimo).

[...continua]

Extraido de: "Salat del Nabi", de Sheij Al Albani.
Biblioteca de www.ahlussunnah.cl

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